Las siglas “EMDR” hacen referencia a la Desensibilización y Reprocesamiento mediante Movimientos Oculares, un abordaje psicoterapéutico centrado en el trauma, que parte de la teoría de que todas las personas tenemos un sistema intrínseco del cerebro de procesamiento adaptativo de la información que puede verse alterado ante la vivencia de situaciones traumáticas. La exposición a experiencias de alto impacto emocional a lo largo de la vida y especialmente si ocurren durante la infancia, produce como respuesta una serie de cambios fisiológicos, emocionales, pensamientos distorsionados y conductas impulsivas, que hacen que el procesamiento de la información se vea perturbado (Lupo, 2015). En 1987, la psicóloga estadounidense Francine Shapiro descubrió que, a través del uso de estimulación bilateral, se podía recuperar la información de esas experiencias negativas anteriores que no pudieron ser procesadas quedando atrapadas en el sistema nervioso (ya sean imágenes, pensamientos, reflexiones, emociones, sensaciones físicas…), para poder así reintegrarlas en un esquema emocional y cognitivo positivo (Novo et al., 2015).


Cada vez más estudios muestran las consecuencias que tienen los traumas tempranos en la vida adulta y en el desarrollo de la psicopatología, por lo que resulta de vital importancia hacer un recorrido por la línea de vida del paciente más allá de la sintomatología actual o la situación presente, para entender cómo ha llegado la persona a la situación actual y hacer diana sobre las experiencias no procesadas.
La eficacia de EMDR ha sido demostrada con sólidos diseños científicos a lo largo de los años y está avalada por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) para tratar el trastorno de Estrés Postraumático. Puesto que muchos de los trastornos psicológicos se asocian, en mayor o menor grado, a experiencias traumáticas, cada vez son más los estudios que respaldan el tratamiento con EMDR en otras patologías más allá del TEP (Santed, 2018).
Desde que fuera descubierta, cada vez son más los estudios que la apoyan, los profesionales especializados en ello y lo más importante, los casos de éxito con este abordaje.
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